Nadie puede negar que el pago del treceavo mes o aguinaldo “refresca” la economía de las familias nicaragüenses, como tampoco nadie puede negar que el alivio es efímero. Un economista que aún reside en el país, asegura que el problema, es que la carestía de la vida se ha encargado de “hacerlo pedazos”.
“Hemos llegado al extremo de que lo que uno gana de más, ya lo debe”, señala. Los últimos días de noviembre, los nicaragüenses con presencia en redes sociales rieron a más no poder con los memes que escogieron el aguinaldo como su tema principal. “Bueno hay que por lo menos reírse para no llorar”, dice un obrero de Chinandega. “O me sirve para pagar lo que debo o por lo menos para abonar a la deuda”, señala.
El pago del treceavo mes es un salario que se devenga producto de un año de trabajo. Si el trabajador no cumple el año, lo recibe proporcional y por ley, debe ser pagado los primeros días del mes de noviembre.
Maritza es una operaria que pide que no se revele su apellido en este reporte para evitar represalias gubernamentales o alguna amenaza a la plaza laboral que cuida con tanto esmero. “Quien tiene un trabajo, tiene un tesoro ahorita, eso aunque se gane poco”, explica. Maritza trabaja para una empresa de relevancia en el occidente del país y cree que no juzgarán de buena fe que una empleada se refiera públicamente a sus ingresos.
Aguinaldo entusiasma poco
Maritza trabaja desde hace tres años en Arnecom, una zona franca que elabora arneses para vehículos y que emplea a centenares de personas en el municipio El Viejo, Chinandega, y sus comunidades aledañas.
“Como en toda zona franca, el trabajo es cansado”, cuenta. “Yo debo madrugar porque no vivo cerca de la empresa. Gracias a Dios tengo más experiencia y eso me ayuda a mantener mi trabajo”, indica la obrera de 31 años y madre soltera de un niño y una niña de siete y tres años respectivamente.
Aunque se encuentra cerca de recibir el décimo tercer mes, dice que no le causa la alegría que alguna vez le causó en el pasado. “Estoy viendo en las noticias que desde hace días los trabajadores del Estado ya recibieron el aguinaldo y les toman fotos y extienden los realitos, y yo hasta digo; pero si eso no es nada para todo lo que uno debe”, dice Maritza.
Esta obrera aseguró que ella dejó de hacer planes con su aguinaldo desde hace algunos años atrás. “Es que es para pagar deudas que se han acumulado, uno ya no disfruta esa plata, ya se debe”, explicó confirmando lo que antes dijo el economista también de Chinandega.
La trabajadora de la maquila recibirá unos C$7.900 córdobas en concepto de su treceavo mes, pero lamentablemente la carestía de la vida la ha obligado a endeudarse sobre todo en los últimos meses del año. Ahora tiene en la mente pagar para empezar el año sin deudas. “Las deudas le quitan a uno el sueño, aunque me quede sin riales, es lo que quiero pagar lo que debo”, señala.
Maritza pertenece al grupo de trabajadores que por estos días recibirán aguinaldo por trabajar para el sector formal privado y gozar del derecho del décimo tercer mes, igual que ya lo han hecho los empleados públicos que según el régimen de Daniel Ortega, lo recibieron en la última semana del mes pasado.
Meses difíciles
En Nicaragua hay 785,187 trabajadores inscritos en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, INSS, y que forman parte del sector formal. Esta cifra también incluye a los empleados públicos, todos ellos, afectados por la profunda crisis económica que enfrenta el país desde el 2018.
Aunque la vocera gubernamental Rosario Murillo señala cada mediodía en su cadena nacional de medios de radio y televisión, que Nicaragua es menos pobre y dice “que hay mucho que celebrar en el país”, en casa, la mayoría de familias apenas ajustan para tres tiempos. “Aquí uno hace de tripas corazón”, dice Maritza.
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Según la última tabla de salario mínimo que publicó el Ministerio del Trabajo, Mitrab, los obreros de Industria y Manufactura, es decir del régimen de zona franca, devengan un salario no menor a los C$6.987,06, uno de los salarios más bajos de los sectores laborales del país.
Una persona que trabaja en la empresa privada como el comercio, restaurantes y hoteles, devenga mensualmente cerca de C$9.531,14 y en este mismo rango, oscila el salario promedio de una docente de educación primaria, cuyo salario mínimo aprobado este año 2023 no sobrepasa los C$9.000 córdobas. “Son salarios de hambre, es la verdad. Se habla de mucho de los docentes, que son importantes, que eso que lo otro, pero tenemos pésimos salarios”, dice una maestra chinandegana de 37 años.
El hambre ronda
En octubre de este año, Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo, CID Gallup de Costa Rica, presentó los resultados de una encuesta en el que estableció en qué países de latinoamérica sus habitantes sufren hambre. El estudio reveló que en Nicaragua, el 52 por ciento de la población sufrió hambre en el último mes previo al estudio, es decir, durante el mes de septiembre de 2023.
La realidad es compartida con otros países centroamericanos como Panamá y Honduras. De modo que lo que dice Murillo, la vocera gubernamental y vicepresidenta de Nicaragua, no parece cierto, según los ciudadanos y el estudio de la firma investigadora costarricense.
Y aunque la situación para los empleados formales ya es difícil, el sector informal también enfrenta sus peores días. Este grupo, que según los números son la mayoría, más de 2 millones 324 mil nicaragüenses no reciben aguinaldo y se las tienen que “ingeniar cada día” para crear sus propios ingresos.
William es uno de ellos. Tiene 50 años y desde unos meses atrás se gana la vida como un cadete de taxi. “El trabajo ha estado malo y este año lo terminé casi a rastras. Ya conozco los días que sí hay ganancia como el día cinco de cada mes cuando le pagan a las maestras y a las enfermeras, luego el 15 y a veces los días 30. Es decir, es en las quincenas, cuando la gente hace más uso del servicio de taxi. Yo tengo días que incluso me voy a guardar temprano el carro porque andar en la calle gastando gasolina a uno lo acaba”, narró el obrero del volante.
Mientras, en el barrio chinandegano llamada “La Florida” una mujer y su esposo se turnan para empujar un pequeño carretón ofreciendo “prensapelos” de diferentes tamaños, colores y precios. “Esto es lo que hacemos para comer porque no hay otra cosa, y al día siguiente lo mismo. Quisiéramos irnos del país pero reunir los reales es el problema”, dice ella.
Su esposo es menos directo, “más prudente” dice ella. “Las ventas no son buenas, yo confío en que a lo largo del mes de diciembre mejore”, dice optimista. El matrimonio no se atreve a decir cuánto gana en un día para resolver. “Es lo que Dios bendice, a veces no ganamos nada y solo nos queda la fregada”, admiten.
Un buen día para estos trabajadores informales, podría significar una ganancia de hasta 400 córdobas, pero este tipo de ventas son cada vez menos comunes y se deben conformar con 200 o 250 córdobas diarios. Con ese balance, los ingresos mensuales de una familia como ellos podría llegar a los 7 mil 500 córdobas que es el ingreso para cubrir las necesidades de ambos vendedores y su hijo de cuatro años.
A esta pareja de vendedores, les resulta “raro” oír la palabra aguinaldo, la fecha de su entrega y la administración efectiva del mismo. Ellos no lo recibirán. “Se reciba o no aguinaldo la lucha es la misma, todos tienen la necesidad de comer, que es la necesidad más básica de todo ser humano y que en Nicaragua se convierte en un reto todos los días”, advierte por su lado el economista.
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Recordó el especialista, el costo de la Canasta Básica la que mes a mes aumenta de precio a un ritmo acelerado y la mayoría del pueblo nicaragüense no gana lo suficiente para costearla. Según el Banco Central de Nicaragua (BCN), en el 2021, la canasta básica llegó a costar 16 mil 255.38 córdobas; al año siguiente su costo era de 18 mil 981 córdobas con 55 centavos; y en el mes de noviembre de este año 2023, la cesta alcanzó un valor de 19,358.20.
La diferencia entre un salario promedio de Nicaragua y el valor de la Cesta Básica deja una sola salida; el endeudamiento. Bancos, cooperativas, prestamistas, casas de empeño, pulperías, son testigos del “pasamano” de un aguinaldo. Ganar para pagar.
Por estos días de Navidad y Año Nuevo. quienes tienen un empleo formal recurrirán a una versión “económica” de comida navideña, sobre todo en un mes en el que todo sube y algunos bolsillos ya están diezmados con las promociones escolares aunque hayan recibido un treceavo mes. En el caso de la cena para Año Nuevo, ya será “más pasajero”, dicen. “A ver cómo engañamos en la casa”, dice una madre de familia.