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Cinco eventos claves que antecedieron al destierro del Obispo Álvarez y los demás sacerdotes 

Atrapado por la resistencia de monseñor Rolando Álvarez, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, no tuvo otra opción que desterrarlo contra su voluntad. Lo hizo este fin de semana, en silencio y “camuflando” su poderosa imagen entre otro obispo, 13 sacerdotes más y tres seminaristas.

El régimen “recicló” la estrategia reciente de montar a los religiosos en un avión y enviarlos a Roma, confirmando con la acción que ninguno, era culpable de los delitos que les inventaron, desde los comunes, hasta los políticos. El obispo Álvarez, por ejemplo, pagaba una condena de 26 años de prisión que los jueces del régimen le habían impuesto en un juicio que se percibió más como una acto de “castigo y venganza” que el cumplimiento de leyes aprobadas en Nicaragua para justificar la feroz persecución política que persiste. 

“La liberación del religioso era predecible”, dice un analista local que pide el anonimato. “Solo que nadie sabía cuándo, ni cómo sería”, añade. A su criterio, el régimen Ortega-Murillo “estaba desesperado por salir de él”. “Es y ha sido el peor error cometido, esos secuestros y el del Obispo principalmente se ha revertido en su contra. Los hizo ver como un régimen cruel e irracional”   explica el analista al recordar que él mismo Papa Francisco, llegó a calificar a la pareja fuera de razón y comparó sus actos, a los de las fuerzas represoras de Adolf Hitler.     

 Agregó el especialista que el destierro del Obispo no fue algo que se resolvió de la noche a la mañana, ni en Nicaragua, ni en El Vaticano. “Está claro que fue un caso complejo para el régimen y resolverlo le pesó mucho, incluso pagó un alto costo en su imagen de ferocidad, en su imagen de implacable. Cedió, no doblegó al Obispo. Los religiosos demostraron que el régimen no puede con la resistencia, se agobian, se desesperan y lo peor; responden con malas estrategias”, explica. 

Otro especialista ligado a la iglesia nicaragüense, explica para este reporte, que antes de este destierro hubo señales que ahora lo hacen pensar en que el régimen no estaba “en sosiego” como todos en el país creían en relación a la situación de los curas secuestrados. “Esta gente (el régimen) no dormía, no tenían paz, el Obispo en prisión les quitaba el sueño, pese a que mostraban otra cosa a sus seguidores. Han sido derrotados en su mismo juego”, explica. 

En adelante, las voces mencionan algunos eventos que antecedieron al destierro del obispo Álvarez y que a sus criterios expone la desesperación del régimen de salir del problema y la idea de que la iglesia Católica, no se detuvo para nasa en exigir en privado y en público su liberación y la de los demás religiosos, eso aunque significara más secuestro y cárcel.   

1. El régimen y sus “pruebas de vida”  

La noche del pasado 28 de noviembre, un día después de su cumpleaños número 57, por segunda ocasión en el año, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo difundieron 34 fotografías y un video de Monseñor Rolando Álvarez Lagos. “Se mostraron  como verdaderos secuestradores difundiendo pruebas de vida. ¿No que era un delincuente?¿No que había quebrantado la ley? Eso no se hace en ninguna cárcel del mundo con ningún privado de libertad. ¿Qué querían demostrar o decir?”, se pregunta el analista.             

En las fotografías difundidas por el régimen, Monseñor Rolando Álvarez lucía más pálido y más  demacrado que la primera vez que fue expuesto. Circularon imágenes de su extrema delgadez en un sitio que aparentemente era su celda, pero que más simulaba al “lobby” de un modesto hotel. “Al religioso se le ve vestido con traje de preso, a veces vestido de forma diferente, recibiendo atención médica y en otras imágenes cómodo, viendo televisión.  Estaba claro que el régimen intenta mostrarlo feliz con su secuestro. Una rara narrativa”, asegura el analista. 

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El 02 de enero, el régimen volvió a mostrar fotografías de Monseñor Rolando Álvarez. 13 días antes de su destierro y 35 días después de la segunda difusión. En ellas  se ve a Monseñor Álvarez con ropa diferente a la de los reclusos;   vestía camisa manga larga color rosa y pantalón gris. Otra vez se exhibe atención médica, lo que confirmó después una nota del recién revivido Ministerio del Interior, antes de Gobernación.  

2. “La redada decembrina” de sacerdotes

Diciembre fue el peor mes en la guerra contra la iglesia. Fueron ocho días de secuestros que iniciaron la mañana del 20 de diciembre y terminaron la madrugada del 28. El régimen de Daniel Ortega también ordenó ir tras otro Obispo; monseñor Isidoro Mora, de la Diócesis de Siuna. 

Ordenó el secuestro también de 14 sacerdotes, y tres seminaristas. 11 eran sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua, quienes ocupaban cargos dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica, tres sacerdotes de la Diócesis de Matagalpa y tres seminaristas de distintas diócesis, quienes amanecieron en estado de “desaparición forzada”.

“Tal pareciera que el régimen necesitaba presionar más para lograr sacar al obispo Álvarez. Hay que recodar que monseñor se negó dos veces a ser desterrado y aparentemente, El Vaticano tampoco aceptaba pedírselo, entonces vale preguntarse ¿Las redadas eran para más presión? Eso es posible”, supone uno de los analistas. 

3. “El lamento” del Ángelus 

Hace 14 días, durante la primera misa del año de la iglesia Católica en El Vaticano, el Papa Francisco aprovechó el rezo del Ángelus para hacer pública su preocupación por la situación represiva en Nicaragua. 

En su mensaje, el máximo líder de la iglesia Católica pidió al mundo oración por los obispos y sacerdotes encarcelados en Nicaragua y además, llamó al régimen a un diálogo con los religiosos nicaragüenses. “Siempre busquemos el camino del diálogo para superar las dificultades”, dijo el Sumo Pontífice.  “Recemos hoy por Nicaragua”, subrayó el religioso. 

“La plegaria del Papa fue titulares en todos lados. El régimen de Ortega estaba expuesto una vez más, eso aunque su vocera, Rosario Murillo, había negado la persecución”, recordó uno de los analistas, que destacó que las denuncias de represión que ejecuta el régimen se diseminan con rapidez pese “al bozal mediático” que han querido imponer en el país. 

4. En lista negra por violar libertad religiosa

Tan solo una semana antes de estos nuevos destierros, el 4 de enero, el Gobierno de Estados Unidos volvió a incluir a Nicaragua en su “lista de negra” sobre la libertad religiosa. El régimen aparece  junto a Cuba, Rusia y China como los países dónde hay una fuerte persecución por los asuntos de fe. 

Según Washington, los gobiernos en estos países han “participado o tolerado violaciones particularmente graves de la libertad religiosa”. La lista, que no es la primera en la que se incluye al país, fue realizada por el Departamento de Estado “en observación” con los países dónde se ve amenazada la libertad religiosas como  Argelia, Vietnam, Las Comoras, República Centroafricana y Azerbaiyán.

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Como una forma “de frenar” la represión del régimen de Daniel Ortega, diversos congresistas norteamericanos, entre ellos María Elvira Salazar y Chris Smith, presidente del Subcomité Global de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes, propusieron por estos días que se apruebe otra ley que castigue económicamente al régimen. La iniciativa tiene como argumento los secuestros de los sacerdotes. 

5. Papa Francisco: crisis con dolorosas consecuencias 

El papa Francisco por su lado, nunca le quitó la presión al régimen. Tras el clamor durante el Ángelus de comienzos del año, volvió a  tocar el tema de Nicaragua y la represión. Lo hizo ocho días después, durante una audiencia con los miembros del cuerpo diplomático de la Santa Sede por el inicio de año. 

El Obispo de Roma dijo que seguía “siendo preocupante la situación de Nicaragua”.  “Es una crisis que se prolonga desde hace tiempo, con dolorosas consecuencias para toda la sociedad nicaragüense, en particular para la Iglesia católica”, se lamentó.  Durante su audiencia de 45 minutos, Francisco agregó que “ha insistido en la necesidad de un diálogo diplomático respetuoso por el bien de los católicos y de toda la población”.

“Aunque suena inofensivo el Papa, califica la crisis; le llama dolorosa y considera que afecta a todos los nicaragüenses, algo que no es nuevo, pero importante viniendo de él. Otra cosa, llama al diálogo y el régimen responde sin demora, tenía claro que era la oportunidad, total ya nada tiene que perder porque esa batalla, la tuvo siempre perdida”, dijo el especialista.