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Especialistas: “dictadura institucionaliza desaparición forzosa de sacerdotes”, ya suman 11 los encarcelados 

Los sacerdotes han sido perseguidos pero no han detenido su trabajo en las comunidades.

Para la investigadora Martha Molina, el régimen mantiene una férrea vigilancia sobre los religiosos, que no detienen su trabajo en las comunidades. Para Israel González; inútilmente ejecuta acciones para destruir “el liderazgo social de los sacerdotes y obispos”. Olvidan que “están dispuestos al sacrificio”, advierte por su lado un analista local.  

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha institucionalizado la desaparición forzosa de sacerdotes, últimamente con un patrón lamentable: se los lleva al finalizar su misa y a la vista de feligreses como un claro mensaje de que “nadie se salva de la represión”.

El secuestro de al menos tres sacerdotes este domingo en operaciones casi simultáneas y con las mismas características; gente de civil armados, ocurridos cerca de sus templos y bajo el pretexto de que son requeridos para una entrevista policial, mantiene inquieto a los comunitarios que viven en los lugares donde los religiosos han servido por años. 

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Hasta este día, al menos 11 sacerdotes están en las cárceles del régimen Ortega-Murillo, entre ellos, un obispo, el de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años de prisión en un juicio irregular ordenado por el mismo dictador, quien públicamente admitió que la condena “se la ganó” el religioso, por negarse al destierro de febrero de este año.   

En esa acción calificada ilegal por organismos de derechos humanos locales e internacionales, el dictador expulsó del país también a cuatro sacerdotes, un diácono y dos seminaristas que estaban bajo los mismos procesos con el que fue condenado monseñor Álvarez. 

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Mensajes represivos 

A estos abusos hay que sumarle que la dictadura ha obligado al exilio a más de 50 sacerdotes, expulsado misioneros y robado bienes de la iglesia Católica nicaragüense como universidades, oenegés y hasta conventos dedicados a la caridad. 

“Todo ha ocurrido bajo una lógica de destruir el liderazgo de la iglesia y sus sacerdotes en las comunidades del país”, asegura para este reporte el especialista en temas religiosos Israel González Espinoza. 

A criterio de este especialista, debe llamar la atención que el régimen Ortega-Murillo, ha venido normalizando la desaparición forzada de estos religiosos, como la de ciudadanos en las comunidades, solamente porque las considera de pensamiento distinto a su lógica de gobernar por la fuerza. “Es inaceptable”, criticó. 

El régimen quiere institucionalizar la desaparición forzosa de religiosos, como lo ha hecho con los ciudadanos, dicen analistas

“El régimen está de alguna manera institucionalizando la desaparición forzosa de estos religiosos, de las personas laicas y de los ciudadanos en general. No se debe olvidar que dentro de la lógica de los derechos humanos, solo es posible detener a una persona habiendo un proceso en su contra y debe ser informado.  Además, no es normal que sea gente de civil, armados, que lleguen a llevarlo y no policías uniformados, identificados plenamente”, comentó.

Para un analista local que por encontrarse en el país pidió hacer sus  comentarios bajo anonimato,  la dictadura quiere mantener “un mensaje represivo”, constante a la gente, porque sabe que la molestia es generalizada. “Sabe que hay una olla de presión y (el régimen) quiere hacer saber que no habrá manera que estalle, se equivoca claro, todo apunta a que eso va ocurrir en cualquier momento”, advierte. 

Martha Molina: “religiosos no callan, ni deben hacerlo” 

La investigadora Martha Molina, que recopila los abusos y agresiones del régimen contra la iglesia Católica nicaragüense desde el 2018, denunció que el régimen mantiene una vigilancia férrea contra los religiosos.      

“Los sacerdotes han permanecido vigilados por policías y paramilitares, eso ya se convirtió en una costumbre para la dictadura, de ese asedio, no se salva ninguno”, explicó.  Para Molina, los secuestros múltiples ocurridos este domingo son parte de la venganza de la dictadura hacia la iglesia católica porque “no han dejado de anunciar el evangelio”.

En ese enfoque, la especialista coincide con González Espinoza, que asume que “esa voz profética” no ha podido ser silenciada y que los sacerdotes no han dejado de hacer su trabajo de evangelización en las comunidades, aunque el régimen lo considere una acción subversiva. 

“Es evidente que hay una dinámica de querer aplastar, barrer la presencia de la iglesia Católica, de estos religiosos, que acompañan a las familias de las comunidades, que  estimulan la vida cotidiana de los comunitarios en el camino de justicia y bondad, de valores”, enfatizó por su lado el especialista. 

“El mensaje de estos secuestros están claros –continuó—es mantener la   persecución, sin sentido, sin lógica, el régimen cree que puede destruir la presencia de la iglesia y el liderazgo social de los curas y obispos, por eso secuestran a vista de todos para mandar el mensaje de intimidación”, explica. 

La investigadora Martha Molina. VEL.

“Los laicos también han estado siendo intimidados y no hay dudas”, dice por su lado Molina. “Son citados por la policía, especialmente los que pertenecen a grupos laicales, pero eso no detiene a la iglesia, no la calla, sigue ahí”, reitera la especialista.   

Para el analista local, los secuestros no desalientan a los creyentes y es a su criterio una de los errores de cálculos en esta guerra del régimen contra los religiosos. 

“Su máximo líder espiritual (Jesús) fue perseguido, torturado, asesinado en una cruz, pero resucitó y anunció la caída del imperio que lo reprimió y reprimía a su pueblo. ¿Creen que un sacerdote no piensa en el sacrificio y la resurrección? Es su razón de ser al final de su vida”, advirtió.