Economía

Comunitarios de Kukra Hill, Caribe Sur, esperan que remesas despierten comercio 

Kukra Hill fue uno de los municipios caribeños en el que en años anteriores, el  comercio era dinámico para los habitantes de la zona. Las carreteras que les une a El Rama, Zelaya Central y diferentes departamentos del país permitían una afluencia de visitantes y compradores, a su vez hacía crecer a pequeños emprendedores y establecimientos comerciales de la comunidad. Pero eso es ahora cosa del pasado. 

El paso de los fenómenos naturales y la crisis social y política que vive el país desde hace cuatro años, se refleja en una economía “apagada”. Sus habitantes se enfrentan a una dura realidad; no hay oportunidades, no hay empleos y las migraciones de los comunitarios se han disparado. 

“Toda nuestra gente se nos ha ido. Los pocos que quedamos estamos luchando para no darnos por vencido, seguimos abriendo día a día nuestros negocios porque de esto depende el alimento y el ingreso económico de la familia, pero cada día es más difícil”, dijo la comerciante Ruth Jarquín.

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Jarquín se declaró preocupada. “Las ventas están malas, pésimas”, se lamentó. “Teníamos esperanza en que el inicio de un nuevo año trajera mejores aires, sin embargo, nada, las expectativas es que las remesas de las familias que se han tenido que marchar del país, puedan oxigenarnos a todos”, dijo.   

Sin fuentes de empleo 

El municipio de Kukra Hill ha sufrido cambios radicales en los últimos años. Una de las escasas fuentes generadoras de empleo viene de la  explotación de la palma africana en la zona. Se trata de una empresa que posee extensas plantaciones que desde hace más de 15 años representaba una oportunidad laboral para los comunitarios, sin embargo, se vio afectada por los huracanes Eta, Iota y Julia que azotaron esta zona recientemente. 

Los comunitarios también perdieron sus siembros y han tenido que buscar empleos en la empresa que debido a los daños que sufrió, dice no tener capacidad para pagar bien en las plantaciones. “Son largas jornadas de trabajo con salarios bajísimos, no sirven”, se quejan los afectados.     

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En tanto, el gobierno continúa otorgando concesiones de explotación minera y de otros recursos a empresas de capital nacional y extranjero para que operen en el Caribe Sur de Nicaragua, ocasionando así la degradación de bosques y ríos. 

“Esta gente condena a la ruina a la población de la comunidad, lo que se vende como un lugar de oportunidad, ha sido una pesadilla laboral para muchos lugareños con necesidad de empleos”, se quejan.  

“Esperamos las remesas”

Los habitantes lamentan la desintegración familiar que se sufre en esta zona del país. Señalan que  son muchos los locales que han partido en busca de mejores oportunidades hacia otros países “sin importar las condiciones, peligros y daños al entorno familiar”. “No hay de otra”, señalan.    

“Nos causa mucha tristeza ver a nuestra gente irse, pero lo entendemos, aquí no hay mucho que hacer, estamos resolviendo muy poco con lo que entra de dinero”, dice Silvio Pérez, quien comenta  que en los 20 años que tiene de vivir en la zona, nunca había visto “un tiempo tan gris” como este que viven ahora.   

“Nos queda esperar las remesas que enviarán a sus familiares para poder dinamizar nuestros productos en los negocios, tenemos desarrollo vial, pero hay debilidades en el sistema de salud, los costos del pasaje se ha incrementado de 20 a 40 pesos más, es demasiado, la zona presenta un gran potencial, pero nos ahogamos”, alarmó Pérez. 

Perez dijo que irónicamente, se han establecido no solamente una empresa si no muchas, pero nadie las regula a favor del municipio.  “Necesitamos que alguien las obligue a que las oportunidades sean dirigidas a la comunidad, tenemos la esperanza que esto cambie, ojalá sea pronto”, pidió.